La atención a la respiración.
La meditación es una técnica milenaria que podemos practicar para procurarnos una sensación de calma, armonía, paz y equilibrio, que contribuya con nuestro bienestar emocional y nuestra salud. Para Shumsky (2023), la meditación te centra, relaja y alivia; aporta alegría, inspiración y sabiduría; estabiliza las emociones y aumenta la felicidad (p. 14). Sirve para relajarnos y afrontar las situaciones de estrés a las que constantemente nos enfrenta la vida.
Pero además, la meditación consiste en un grupo de técnicas para el desarrollo de la atención mental. Así, para Calle (2017) la meditación es un método específico para la transformación, desarrollo, ejercitamiento, cuidado y equilibrio de la mente (p. 299).
En ese sentido, podemos preguntarnos, ¿Cómo podemos desarrollar nuestra atención y qué beneficios obtendremos?
Atención significa darse cuenta. Ya que existe una relación muy estrecha entre la respiración y la mente, podemos empezar este camino poniendo atención a la respiración, ello nos ayudará a tranquilizar la mente y nos brindará concentración. Podemos empezar con cualquiera de los siguiente ejercicios:
Observando el curso o movimiento de la respiración, es decir, cómo el aire viene (entra) y parte (sale) de nuestro cuerpo a través de la nariz al inhalar y exhalar.
Otra manera es concentrándose en la sensación que produce el movimiento del aire, es decir, poner atención en ese toque o roce que se produce en las aletas de la nariz o la parte superior del labio.
También podemos hacerlo captando el momento en que se produce la confluencia entre la inhalación y la exhalación, y viceversa; ese instante fugaz que muchas veces pasa desapercibido pero del cual depende nuestra vida, es decir, nuestra permanencia en la tierra.
Es importante realizar estos ejercicios meditacionales de atención a la respiración, como los llama Ramiro Calle, procurando que la respiración fluya libremente por la nariz, evitando pensar, analizar o reflexionar, y en caso ello sucediera tratar de volver la atención a la respiración. Así vamos entrenando y fortaleciendo nuestra atención.
Se pueden realizar en cualquier momento del día, más aún cuando pensamos o decimos “necesito un respiro”. En ese momento podemos también poner atención a la respiración con el fin de darnos cuenta que la vida fluye en nosotros porque respiramos. Saber que estamos vivos y presentes nos conecta además con la realidad.
La voluntad, el esfuerzo y la práctica constante juegan un papel importante en el desarrollo de la meditación como un hábito que nos permite mejorar nuestra calidad de vida.
Estar atentos a lo que pensamos, decimos y hacemos, nos brinda la posibilidad de calmar la mente, medir las palabras y tomar decisiones más conscientes. Así, empezamos a cuidar de nosotros, nuestras relaciones y nuestro entorno en general.
Tengamos presente que la meditación debe ser organizada y regular. El primer paso es iniciarse en la meditación, para ello es necesario empezar con la práctica y ser constantes. ¡Comencemos!
Referencias:
Calle, R. (2017). El Gran Libro de la Meditación. Editorial Planeta S.A.
Shumsky, S. (2023). Meditaciones para la Prosperidad. Ediciones Obelisco S.L.
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