Interceden por nosotros.
Los ángeles están al servicio de Dios para cumplir la noble misión de proteger a la humanidad. Estos hermosos seres trabajan en silencio brindándonos energía y ayuda espiritual.
Si bien no podemos verlos, están a nuestro lado y se emocionan cada vez que vivimos momentos de alegría. Es así como celebran nuestra dicha, y lo más importante es que también nos acompañan cuando ocurren eventos que nos causan tristeza o incluso nos sumergen en un profundo dolor.
Es justamente en esos momentos, que además de recurrir a la ayuda de nuestros amigos en la tierra podemos recurrir al apoyo amoroso de nuestros amigos en el cielo, es decir, los ángeles celestiales.
No debemos tener dudas ni preguntarnos si ellos realmente nos escuchan porque los ángeles celestiales son tan numerosos que existen legiones dispuestas a hacerlo.
Recordemos que dichas legiones son dirigidas por coros angélicos superiores, es decir, por los arcángeles y los principados que conforman la tercera jerarquía angelical. Ese orden celestial implica que los ángeles se organizan para velar por nosotros. Ellos conocen nuestro sentir porque están muy cerca cuando pasa algo que nos afecta y están dispuestos a ayudarnos para brindarnos consuelo, paz y bienestar.
Los ángeles celestiales están esperando que nos acerquemos a ellos, que los integremos a nuestras vidas en todo el sentido de la palabra. Porque si bien están a nuestro lado y se conmueven con nosotros, están esperando que les hagamos saber lo que necesitamos.
Si te has preguntado ¿Cómo hacerlo? la respuesta es sencilla. Podemos invocar la intercesión de los ángeles del cielo con oraciones. Asimismo, podemos comentarles el motivo que nos aflige y solicitar lo que necesitamos.
Así por ejemplo, podemos recurrir a los ángeles sanadores cuando pasamos por alguna enfermedad o podemos hacerlo también para pedir por la sanación de otra persona.
Igualmente, podemos pedir a los ángeles que intercedan por nosotros frente a las dificultades u obstáculos que se presentan en los diferentes ámbitos, sean familiares, laborales, económicos, entre otros.
Recordemos que si bien existen problemas y muchas veces el dolor es inevitable, contamos con seres espirituales creados por Dios que están a su servicio, y se encuentran siempre dispuestos a brindarnos su ayuda.
¡Confiemos en los ángeles del cielo!
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